Emprender y sacar adelante una empresa no es un camino fácil. La aventura empresarial está plagada de obstáculos que se habrán de ir sorteando para conseguir que el proyecto sea viable.
Sin embargo, en ocasiones las empresas se encuentran en una situación económica delicada, incluso cerca de la bancarrota. En estos casos, las reestructuraciones pueden ser una buena solución.
Un plan de reestructuración es un instrumento legal preconcursal cuyo objetivo es dar solución a los problemas administrativos, operacionales y financieros que tiene una empresa. En última instancia, la meta de esta herramienta preconcursal es evitar la insolvencia de una sociedad, de forma que ésta pueda seguir desarrollando su actividad económica.
Esta reorganización conlleva la modificación o el rediseño de la estructura de estas, teniendo como finalidad evitar la quiebra de ésta. Como se trata de una medida para evitar la insolvencia, se configura como una herramienta preconcursal.
Introducidos por la Ley 16/2022 de reforma del texto refundido de la Ley Concursal, los planes de reestructuraciones tienen por objeto la modificación de la composición, condiciones o estructura del patrimonio o los fondos propios de la empresa con problemas de solvencia. Al estar regulados por Ley, se puede afirmar que se trata de una herramienta legal.
¿Cuándo implementar reestructuraciones en una empresa?
Las empresas pueden encontrarse ante una situación de crisis económica, cuando esta afecta al resultado de la cuenta de pérdidas y ganancias, o ante una situación de crisis financiera, cuando esta afecta a la estructura de financiación de la entidad. En cualquiera de los dos escenarios, con una empresa en crisis, la sociedad puede sufrir una situación de insolvencia que debe revertirse.
Se deberá optar por implementar un plan de reestructuración cuando el valor de funcionamiento de la entidad sea superior a su valor de liquidación.
No obstante, debemos tener en cuenta que un plan de reestructuración no se puede aplicar en cualquier escenario, sino sólo en aquellos en los que, por norma general, la empresa sea viable desde un punto de vista económico pero inviable desde una óptica financiera.
Los distintos escenarios de aplicación son:
Probabilidad de insolvencia
En esta etapa existen indicios razonables de que en un periodo de tiempo concreto la empresa no podrá hacer frente al pago de sus deudas. Se observan señales de alerta como una disminución significativa en la liquidez, dificultades para cumplir con los pagos y un aumento en los niveles de endeudamiento.
Este escenario es el ideal para implementar con éxito un plan de reestructuración en la sociedad, puesto que se trata de un escenario futuro y aún es posible restaurar la estabilidad financiera.
Insolvencia inminente
En este caso, la situación financiera empeora y se evidencia una falta de capacidad para cubrir las obligaciones financieras, lo que puede resultar en retrasos en los pagos, acumulación de deudas y posibles demandas por parte de los acreedores.
Aunque la empresa todavía no ha incumplido sus obligaciones de pago, se prevé que esta no pueda hacer frente al pago de sus deudas en los próximos 3 meses. Es un escenario en que debemos estudiar las distintas opciones que nos presenta el preconcurso de acreedores.
Insolvencia actual
Otras de las situaciones en las que se puede encontrar la empresa objeto del plan de reestructuración es la insolvencia actual. Este escenario se da cuando la empresa, en el presente, no tiene capacidad para hacer frente al pago de sus deudas.
En concreto, el apartado 4 del artículo 2 de la Ley Concursal establece que una entidad se encontrará en una situación de insolvencia actual cuando:
- Se incumpla de forma generalizada sus obligaciones
- Se haya producido el sobreseimiento general en el pago al deudor
- Cuando existan embargos pendientes
- Se haya producido la liquidación apresurada de sus bienes.
En este último escenario, puede que el empresario se esté preguntando cómo puede declararse insolvente. En estos casos, quizás deba contemplar la posibilidad de declarar el concurso de acreedores.
Tres factores que definen el éxito de las reestructuraciones
Existe una serie de factores que definirán el éxito de un plan de reestructuración:
1. Elegir la estrategia empresarial, financiera y legal más adecuada
Para elaborar un plan de reestructuración empresarial es fundamental analizar en qué situación se encuentra la compañía, vislumbrando las causas que han llevado a la empresa a la situación de insolvencia inminente, actual o previsible en que se encuentra.
Solo así será posible definir la estrategia empresarial, financiera y legal que se habrá de seguir para poder atajar la crisis que atraviesa la entidad, además de que esto es indispensable para poder presentar una propuesta de plan de reestructuración convincente que cuente con el beneplácito de los acreedores.
2. La propuesta debe ser votada y aprobada por la mayoría de los acreedores
El plan de reestructuración ha de respetar el contenido mínimo previsto en la Ley Concursal, así como ser notificado a los acreedores que se vean afectados por esto. De hecho, los acreedores tienen derecho de voto ponderado, dependiendo del importe del derecho de crédito que tengan frente a la empresa.
En definitiva, el plan de reestructuración ha de ser votado y aprobado por la mayoría de los acreedores. En concreto, se precisarán las siguientes mayorías.
- Mayoría del 75% de los acreedores para créditos garantizados con garantía real.
- Mayoría de dos tercios del pasivo incluido en una clase de créditos.
Es fundamental presentar una propuesta sólida y convincente que resuelva las necesidades de estos, además de demostrar que la empresa es viable y tiene capacidad de pago.
3. La homologación por parte del Juez
La Ley reconoce el derecho de voto de los socios cuando el plan de reestructuración afecta a sus derechos. No obstante, este plan se podrá homologar en contra de su voluntad cuando la empresa se encuentre en situación de insolvencia actual o inminente.
También se podrá homologar el plan de reestructuración que no hubiera sido aprobado por todas las clases de acreedores. Así, podrá homologarse cuando haya sido aprobado por una mayoría de clases, entre las que se deberán encontrar créditos privilegiados.
En cualquier caso, es el Juez el que deberá comprobar que el plan cumple con los requisitos exigidos por Ley y, en caso afirmativo, dictará auto favorable. No obstante, los acreedores que no hubieran votado a favor de la propuesta podrán solicitar la impugnación del auto de homologación.
¿Por qué las reestructuraciones son un salvavidas para sociedades insolventes?
Los planes de reestructuración empresarial son un instrumento legal fundamental para salvar empresas en dificultades financieras. Estos planes ofrecen una oportunidad para analizar y corregir los problemas subyacentes que llevaron a la situación de crisis, permitiendo la implementación de estrategias efectivas para garantizar la viabilidad a largo plazo, como la reestructuración de la deuda o un despido colectivo.
Además, los planes de reestructuración ofrecen un marco legal que protege los intereses de los acreedores y demás partes involucradas, al tiempo que busca mantener la continuidad operativa y la preservación de empleos.
A través de la reestructuración, se pueden renegociar deudas, ajustar costos, reenfocar estrategias y mejorar la eficiencia operativa, brindando a la empresa una oportunidad real de recuperación y éxito.
En definitiva, es importante reconocer la importancia de estos planes como una herramienta para preservar el tejido empresarial y contribuir al crecimiento económico. Para ello, lo mejor es contar con consultoras especializadas en insolvencia y reestructuraciones como Noguerol.
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